por Santiago de Salterain
Antes
que nada hay que empezar diciendo que a la hora de usar el término
“punk” no se está haciendo referencia necesariamente a tipos y
tipas con cresta y pelo teñido de colores brillantes, mientras matan
pollitos vestidos de cuero en un escenario. No. Cuando se habla de
“punk” se habla de un espíritu de rebeldía, de insurrección,
de resistencia ética y política. Y eso se puede hacer también con
saco y corbata.
Por
eso el término “cypherpunk” (cypher=cifrado) hace referencia a
un tipo de resistencia ética y política por medio del cifrado
informático.
Se
dice que Jude Milhon (hacker feminista, ciberactivista y
hacktivista) fue quien acuño dicho término. Dicha hacker, que como
todo buen hacker filosofó sobre su quehacer, consideraba al
movimiento cypherpunk como “una guerrilla al interior de la
guerra por más privacidad y conseguir más encriptación”.
En
efecto, defender la privacidad es uno de los objetivos de ésta resistencia tecno-política. Así lo deja muy en
claro también Eric Hudges, en su “Manifiesto Cypher-Punk” en
donde manifiesta que “privacidad” no es lo mismo que guardar
secretos. Privacidad es seleccionar cuándo quiero mostrarme ante el
mundo y cuando no.
Eric Hudges agrega también que el cifrado informático y la búsqueda
de la privacidad están al servicio de lograr una “sociedad
abierta”. Si bien Hudges no describe a que se refiere exactamente
con “sociedad abierta” creo que ésta no debe confundirse con
libre mercado, neoliberalismo o cualquiera de estas desgracias de la
humanidad. Creo que por sociedad abierta debe entenderse
“descentralizada”. Cada vez que se habla de algo “abierto” en
la cultura hacker se lo hace en conjunto con el concepto de lo
“descentralizado” (lo vemos, por ejemplo, en el famoso ensayo “El
bazar y la catedral” de Eric Raymond). Si hay un precepto básico
en la ética hacker, aparte de “la información debe ser libre”,
ese es la descentralización. Sin privacidad la información está
centralizada en unos pocos. Con privacidad (y criptografía) la
información fluye de manera rizomatica.
Así,
creo yo,
la criptografía se presenta en defensa de los Derechos Humanos. Si
bien Eric Hudges no habló
específicamente de derechos humanos, se trata de eso. De hecho, en
la Carta de Derechos Para Internet de la Internet
Right and Principles coalition
en su derecho número 5 encontramos el derecho al cifrado y a la
privacidad. Los grandes hacktivistas (y la cultura hacker en general,
o al menos aquellos que intentan hacer desvíos para un mundo mejor)
luchan
lo sepan o no por los derechos humanos.
Casos más cercanos en el tiempo (estábamos haciendo referencia a
hackers de los años 80) son Julian Assange o Jacob Appelbaum, que
continuaron promulgando el uso de la criptografía para lograr que
Internet deje de ser un espacio de control. Eso les valió
encarcelamientos, detenciones, pérdida de libertad. No es la primera
vez en la historia hacker (y del mundo) que los que más luchan por
la libertad sean los primeros en perderla. (Ese tipo de cosas te hace
pensar si vale la pena provocar desvíos o es mejor dejarse llevar
por el gran río).
Pero lo que quisiera agregar es lo siguiente: De lo que se trata es
de como “aparecemos” ante el mundo. Tenemos derecho a elegir
cuándo, como y donde aparecer. Nos encontramos ante un tipo de
agenciamiento especial, al que me gusta llamar “agenciamiento
técnico-informático”, en el que no podemos elegir cuando
mostrarnos y cuando no. Somo siempre perceptibles para los aparatos
informáticos.
Por eso la ética cypherPunk (y en realidad la ética hacker en general) compone una “ética de la aparición” . Tenemos derecho a elegir cuándo mostrarnos y cuando no. Cuando ser percibidos y cuando no. Tenemos derecho a elegir la invisibilidad. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante un aparato que lo registra todo, que hace todo perceptible. El pensamiento Cypherpunk representa entonces una resitencia tanto ética como estética.
Por eso la ética cypherPunk (y en realidad la ética hacker en general) compone una “ética de la aparición” . Tenemos derecho a elegir cuándo mostrarnos y cuando no. Cuando ser percibidos y cuando no. Tenemos derecho a elegir la invisibilidad. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante un aparato que lo registra todo, que hace todo perceptible. El pensamiento Cypherpunk representa entonces una resitencia tanto ética como estética.
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